Los delitos del futuro

Interesantísimo libro, en el que Marc Goodman nos plantea los retos a los que ya nos vemos enfrentados en nuestro día a día y sobre todo, aquellos que tenemos por delante. El mundo se encuentra hiperconectado y todo esta pasando a un plano digital. Internet parece la gallina de los huevos de oro, pero no podemos dejar de lado su cara menos agradable. Conocer su alcance y las consecuencias de su uso es imperativo. Este libro comienza a abrirnos el camino para adquirir estos conocimientos tan necesarios.

Índice

El optimista irracional: ¿por qué soy así?

Primera Parte. Una tormenta en el horizonte.

  • Capítulo 1. Conectados, dependientes y vulnerables
  • Capítulo 2. Sistema fallido
  • Capítulo 3. Moore: fuera de la ley
  • Capítulo 4. No eres el cliente, eres el producto
  • Capítulo 5. La economía de la vigilancia
  • Capítulo 6. Datos masivos, riesgos masivos
  • Capítulo 7. T. I. Al teléfono
  • Capítulo 8. En la pantalla confiamos
  • Capítulo 9. Cuantas más pantallas, más problemas

Segunda Parte. El futuro de los delitos

  • Capítulo 10. Crimen, S.A.
  • Capítulo 11. Viaje al centro de la clandestinidad digital
  • Capítulo 12. Todo es pirateable
  • Capítulo 13. Hogar, pirateado hogar
  • Capítulo 14. Cuando el objeto del pirateo eres tú
  • Capítulo 15. El auge de las máquinas: ciberdelincuencia en 3D
  • Capítulo 16. Amenazas de seguridad de nueva generación, o por qué lo virtual no era más que el principio

Tercera Parte. Sobrevivir al progreso.

  • Capítulo 17. Sobrevivir al progreso
  • Capítulo 18. El camino por delante
  • Apéndice Todo está conectado. Todos somos vulnerables. He aquí lo que podemos hacer al respecto

Extracto del libro

Hay una manera de continuar avanzando frente a las amenazas tecnológicas que se ciernen sobre nosotros. Movilizando a los ciudadanos corrientes y recuperando el control de nuestros dispositivos y tecnologías, todos estaremos en disposición de utilizar estas herramientas de la manera más provechosa. En otras palabras, las herramientas para cambiar el mundo están en manos de todos. Cómo las utilicemos no es sólo cosa mía; es cosa de todos. Esa versión mejor del futuro, la que todos anhelamos, no aparecerá por arte de magia. Exigirá una determinación, un esfuerzo y una lucha tremendos por parte de todos. Pero con trabajo duro, no sólo será posible sobrevivir al progreso, sino prosperar con él en una medida previamente inconcebible. Ése es el mundo en el que yo quiero vivir.