«El Psicópata» de Vicente Garrido es una obra exhaustiva y esclarecedora que desentraña la compleja personalidad del psicópata en la sociedad actual. A lo largo de sus páginas, el autor nos guía a través de diversos ámbitos donde los psicópatas pueden influir, desde el arte y la familia hasta los negocios, la política y el crimen. El lector experimentará una gama de emociones enfrentadas: sorpresa, admiración y horror, pero siempre una profunda consternación ante los actos de estos individuos.
El libro aborda la realidad de que los psicópatas, aunque legalmente considerados personas normales, son incapaces de establecer relaciones afectivas auténticas debido a su falta de emociones morales como la empatía, la compasión y la responsabilidad. Vicente Garrido explica cómo los psicópatas manipulan y utilizan a las personas para su propio beneficio, destacándose por su habilidad para mentir, manipular y seducir. Son individuos amorales y asociales, una amenaza latente en nuestra convivencia diaria, que pueden estar presentes en nuestro entorno laboral o social sin ser fácilmente detectados.
Uno de los errores más comunes que aclara el libro es la diferencia entre un psicópata y un psicótico. Mientras que el psicópata está en contacto con la realidad pero carece de empatía, el psicótico ha perdido el contacto con la realidad, experimentando alucinaciones y delirios. Esta distinción es crucial para comprender la naturaleza de la psicopatía.
El libro también aborda la polémica cuestión de la reinserción de los psicópatas. Vicente Garrido analiza casos históricos, como el del asesino del Estado dorado, quien dejó de cometer crímenes después de décadas de actividad delictiva. Aunque técnicamente es posible que un psicópata se reinserte, el autor enfatiza que no es una tarea fácil debido a su baja tolerancia a la frustración. Plantea una reflexión crucial: como sociedad, debemos evaluar el riesgo que estamos dispuestos a asumir respecto a la reinserción de estos individuos.
En resumen, «El Psicópata» es una lectura imprescindible para aquellos interesados en comprender la mente de los psicópatas y su impacto en nuestra sociedad. Con un enfoque claro y accesible, Vicente Garrido ofrece una visión profunda y perturbadora que no dejará indiferente a ningún lector.

«Los psicópatas son incapaces de establecer relaciones afectivas auténticas»
Desde el punto de vista legal, el psicópata es una persona normal. Sin embargo, en lo personal y afectivo hay varias cosas que le hacen especial. En general, en los psicópatas destaca su incapacidad para establecer relaciones afectivas auténticas, pues no tienen emociones morales como la empatía, la compasión o la responsabilidad. No se relacionan con la gente o si lo hacen, es por un beneficio propio: «Utilizan a las personas como un objeto o como un medio para conseguir un fin», explica. Además, destacan por ser personas que mienten muy bien, manipulan mucho y saben seducir. «Se trata de personas que, claramente, son una amenaza para la convivencia porque son amorales y asociales«, explica Vicente. Uno de los errores más habituales es confundir a un psicópata con un psicótico. Éste es alguien que ha perdido el contacto con la realidad «tiene alucinaciones auditivas o visuales, delirios y creencias absurdas que son irrebatibles».
¿Los psicópatas tienen posibilidad de reinserción?
Esta es una de las cuestiones que más se han debatido en torno a la psicopatía. Vicente explica que técnicamente sí existe la posibilidad de que un psicópata se reinserte, pues se conocen casos de asesinos en serie que estuvieron muchos años matando y luego «se jubilaron». El ejemplo más acertado de esto es el caso del asesino del Estado dorado, que acumulaba un total de 50 violaciones y 12 homicidios, pero dejó de cometer crímenes a principios de los años 90 y fue detenido hace un par de años.
Aunque es técnicamente posible, Vicente insiste en que no es fácil la reinserción de estos individuos porque tienen una tolerancia muy baja a la frustración. «La pregunta que nos tenemos que hacer como sociedad es: ¿cuál es el riesgo que queremos correr?», sostiene.