En su libro El infiel que habita en mí, Pilar Cebrián nos sumerge en el complejo mundo de los retornados del ISIS: personas que abandonaron sus hogares para unirse al autoproclamado califato en Siria e Irak, y que ahora buscan regresar a sus países de origen. A través de entrevistas íntimas y de una investigación meticulosa, Cebrián expone sus historias, que van desde jóvenes que se sintieron atraídos por la promesa de una causa significativa hasta mujeres y menores atrapados en una pesadilla de violencia y represión.
El libro no solo ofrece un retrato humano de estas personas, sino que plantea cuestiones éticas y sociales sobre cómo deberían los gobiernos y la sociedad lidiar con su retorno. Cebrián aborda temas de identidad, arrepentimiento y la difícil reintegración de quienes, desilusionados y arrepentidos, ahora enfrentan el rechazo y la estigmatización en sus países de origen. Su trabajo busca derribar prejuicios y nos invita a reflexionar sobre la manera en que estos individuos, especialmente mujeres y niños, podrían encontrar una nueva oportunidad de vida.
Detrás de las decisiones
En su investigación, Cebrián explora las vidas de estos retornados desde una perspectiva que va más allá de los estereotipos. Muchos de ellos son hombres y mujeres jóvenes que dejaron sus hogares en Europa o América para unirse a lo que les parecía una causa importante, motivados por la búsqueda de identidad, sentido de pertenencia y, en algunos casos, una idea distorsionada de justicia. Sin embargo, la realidad que encontraron en las zonas controladas por ISIS fue muy diferente. Muchos de estos retornados se enfrentaron a una brutalidad que nunca imaginaron y experimentaron un proceso de desilusión y arrepentimiento.
Los testimonios muestran las circunstancias personales que los llevaron a tomar decisiones de gran impacto en sus vidas. Para algunos, esta aventura fue una forma de escapar de situaciones difíciles en casa; para otros, fue una mezcla de idealismo y manipulación. Al escuchar estas voces, la autora nos invita a cuestionar el simple juicio de «terrorista» y a entender la complejidad de estas experiencias.
El desafío de la reinserción
Uno de los aspectos más complicados del regreso de estos individuos es su reintegración en la sociedad. En Europa, la mayoría de los países han tomado una postura restrictiva: temen que, al volver, los retornados representen una amenaza para la seguridad pública. En muchos casos, se han tomado medidas extremas, como la revocación de la ciudadanía. Cebrián, sin embargo, cuestiona estas políticas, argumentando que tratar a los retornados exclusivamente como enemigos puede resultar en una solución contraproducente y poco humana.
Abordar esta problemática implica considerar programas de rehabilitación y apoyo, que les permitan reconstruir sus vidas de manera segura y positiva. Muchos de ellos experimentan traumas graves y necesitan ayuda para superar la violencia que vivieron y la estigmatización que enfrentan. La periodista plantea que una sociedad que se preocupa tanto por su seguridad como por la dignidad humana debe hallar formas de apoyar estos procesos de reinserción.
Mujeres y niños
Dentro de este grupo de retornados hay un segmento especialmente vulnerable: mujeres y menores. Muchas mujeres viajaron para unirse a ISIS bajo la promesa de una vida ideal en el «califato», solo para encontrar un entorno de violencia y control. Ellas, que en muchos casos fueron víctimas de abuso y explotación, ahora buscan regresar a sus países y se enfrentan a un fuerte rechazo social.
El caso de los menores es aún más complejo. Estos niños, algunos nacidos en zonas de conflicto y otros llevados allí por sus padres, son víctimas de una situación que no eligieron. Cebrián hace un llamado a no abandonar a estos menores en condiciones de precariedad y riesgo. Para ellos, la rehabilitación y una oportunidad de crecer en un entorno seguro y saludable son esenciales. La autora subraya que los niños no deberían cargar con las decisiones de sus padres y que merecen un trato humanitario.
Dilemas éticos y políticos en Europa
Europa se enfrenta a un dilema ético importante al decidir qué hacer con los retornados. Algunos gobiernos se niegan a repatriarlos, prefiriendo dejarlos en zonas de conflicto o en campamentos, con la esperanza de evitar riesgos para la seguridad nacional. Sin embargo, como se menciona, esta postura ignora las obligaciones del derecho internacional y los derechos humanos básicos, especialmente en el caso de mujeres y menores.
Cebrián sostiene que es necesario un equilibrio entre la seguridad pública y los derechos humanos. Aboga por políticas que permitan una reintegración segura, vigilada y apoyada para aquellos que buscan reconstruir sus vidas de forma pacífica. Aunque no minimiza los riesgos que pueden suponer algunos de los retornados, propone alternativas a una respuesta punitiva, argumentando que los procesos de rehabilitación pueden ofrecer resultados más sostenibles y justos.
Una llamada a la reflexión
La investigación de Pilar Cebrián invita a mirar el fenómeno de los retornados desde una perspectiva humana y ética. Más allá de verlos solo como amenazas, su trabajo muestra que hay personas detrás de esas historias: personas que cometieron errores, que buscaron un propósito y que, en muchos casos, se dieron cuenta de que sus decisiones les llevaron a una pesadilla. Entender estas historias puede abrir la puerta a soluciones que protejan a la sociedad y, al mismo tiempo, respeten los derechos humanos.
Para muchos gobiernos y ciudadanos, el tema de los retornados de ISIS sigue siendo difícil de abordar, pero el trabajo de Cebrián plantea una pregunta fundamental: ¿qué tipo de sociedad queremos ser frente a un desafío de esta magnitud? Con su enfoque humanitario, nos anima a considerar respuestas más integrales y compasivas que ayuden a construir un futuro más seguro y justo para todos.