La escuela positiva italiana

A partir de la década de 1880, con «El hombre criminal» de Lombroso y las obras de Ferri, se estableció una nueva orientación en el pensamiento penal en oposición a la escuela clásica de Beccaria. De hecho, la escuela positiva italiana quería ser más concreta y científica, como lo afirma la creación de varias revistas que ayudaron a difundir las teorías positivas italianas, y la idea de que se debía aplicar un enfoque de conocimiento científico al fenómeno delictivo, es decir, basada en la ciencia que tuviera como objeto el fenómeno delictivo.

Hay una inversión en la relación entre el derecho penal y la política, ya que con esta nueva teoría se añade la ciencia, porque para ellos el derecho penal debe basarse en la ciencia. Se elimina la concepción filosófica porque lo que cuenta es la ciencia, es decir, lo que permite luchar contra el fenómeno criminal. La idea de la escuela positiva italiana es cuestionar lo que fundó la teoría clásica, es decir, que el individuo tuviera libre albedrío. Sin embargo, según esta escuela, los individuos son una categoría separada con parámetros que los sobrepasan y son poco responsables (noción de criminal nato). Así, el castigo no debe concebirse como una idea de que cada individuo debe ser responsable de sus actos, sino como un medio para proteger a la sociedad eliminando a las personas peligrosas. La atención debe centrarse en la peligrosidad de los individuos y no en su culpabilidad. Esta escuela no considera el derecho penal como la puesta en práctica de opciones políticas, sino como una aplicación del conocimiento científico. Así, las teorías filosóficas de la ilustración son sustituidas por las teorías sociales y científicas como base del castigo. La idea es establecer el control social más eficaz contra la amenaza. Devalúa la responsabilidad individual en favor de la defensa de la sociedad

Lombroso

Lombroso construyó una teoría del tipo criminal en su libro «El hombre criminal» en 1876, porque según él no todo el mundo es criminal sino sólo ciertas personas. En su pensamiento, Lombroso estaba influenciado por :

  • Teorías según las cuales se pueden conocer los rasgos de personalidad de los individuos por sus rasgos físicos (descalificadas científicamente en la actualidad)
  • Psiquiatría
  • Ciencias naturales

Lombroso estableció así una biología y una teoría del «delincuente nato», ya que, según él, existía un tipo de delincuente cuyas características estaban bien definidas (pelo grueso, brazos más largos, pereza, etc.) y que podían explicarse por causas antropológicas. Distingue, por ejemplo, al hombre inclinado a la violación que se reconoce por sus grandes orejas y la longitud de su barbilla. En su estudio, Lombroso también añade rasgos psicológicos a su teoría del criminal, como la insensibilidad psicológica. Según él, esto conduce a una atrofia de los sentimientos morales y a la ausencia de compasión, piedad y remordimiento, lo que convierte al delincuente en un «loco moral». La visión de Lombroso rompe con la teoría demasiado abstracta del delincuente de la teoría clásica. Encuentra justificaciones médicas y biológicas que le quitan la responsabilidad al delincuente encontrando algún tipo de excusa.

Ferri

Ferri propuso una teoría multifactorial en la que consideraba que la delincuencia es el resultado de varios factores que intervienen en distinto grado. Ferri sostenía que no existía el libre albedrío, como en el libro «Sociología Criminal». Considerado el padre de la sociología criminal, utilizó y explotó los datos estadísticos para estudiar la evolución de la delincuencia. Quiso proponer soluciones y encontró un sistema penal basado en el conocimiento sociológico.

Lombroso y Ferri comparten la idea de que el delincuente es una persona cuya actividad delictiva está determinada por factores. Sin embargo, Ferri considera que no sólo hay factores psicológicos o morfológicos. Según él, hay factores criminógenos, antropológicos y sociológicos, como el entorno social (el barrio, la población urbana, el papel de la religión, el papel de la familia, etc.). Su tesis multifactorial mezcla 3 tipos de factores: factores personales, factores psicológicos y factores sociales.

Ferri propone en su libro una tipología de delincuentes a través de 5 categorías. Con ello se acerca a Lombroso, pero se aleja de otros autores que consideran que todo hombre es capaz de cometer un delito.

  • El delincuente loco: El delincuente loco se diferencia del «loco ordinario» en que está moralmente loco. En este caso, el delincuente tiene una dolencia que consiste en la ausencia o atrofia del sentido moral, pero que puede coexistir con una aparente integridad del razonamiento lógico. Hay una locura con respecto al sentido moral hacia los demás.
  • El delincuente nato: El delincuente que se resiste al castigo. Se encuentra en una marginalidad criminal, es decir, en desacuerdo con la sociedad. Así, el sistema penal tiene poco efecto sobre el delincuente nato.
  • El delincuente habitual: El delincuente que se une a una banda. Son personas que tienen una cierta debilidad moral y que se ven tentadas cuando entran en contacto con «círculos corruptos» y hacen de este delito un hábito y una forma de vida. La prisión en este caso puede favorecer su contacto con estos delincuentes (incluso en la misma celda) o de aislarlos y abandonarlos a la miseria cuando salen. Así, esta categoría de individuos se ve casi obligada a hacer del crimen su profesión porque la prisión elimina toda capacidad de ganar y llevar una vida normal. Por lo tanto, la lucha contra este tipo de delincuencia pasa por la educación o el trabajo.
  • El delincuente pasional: El criminal que tiene una sensibilidad exagerada. Suelen cometer sus delitos en su juventud, se confiesan, se arrepienten, sienten remordimientos e incluso pueden suicidarse. Esto puede explicarse por los celos, la pasión…
  • El delincuente ocasional: El delincuente que no ha recibido de la naturaleza una tendencia activa al delito, sino que se ve empujado a él por las tentaciones que le ofrece el entorno en el que vive, y no vuelve a caer en él si esta tentación desaparece. El factor externo (entorno social) predomina sobre los factores personales internos.

Ferri sentó así las bases de las principales categorías innovadoras de la época, que serían las primeras piedras de los desarrollos científicos. Su afán de conocimiento y observación afectó a muchas formas de delincuencia, lo que demuestra claramente la complejidad del fenómeno delictivo. Esta división en grandes categorías permite así identificar las principales formas de delincuencia, sin embargo, estas categorías no afectan a las mujeres. A diferencia de Lombroso, Ferri introdujo el trasfondo social en la delincuencia, especialmente a través de las estadísticas. Destaca la evolución de la civilización hacia una reducción de la violencia: «la criminalidad natural se desplaza cada vez más de las formas materiales de la violencia a las formas intelectuales de la astucia y el fraude». Por lo tanto, Ferri quiere demostrar que estamos pasando de la delincuencia violenta al fraude y la estafa. También destaca la ley de sobresaturación criminal, según la cual el nivel de criminalidad viene determinado cada año por una combinación de condiciones ambientales físicas y sociales y por los impulsos de los individuos. Analiza una sociedad determinada y aplica reglas «científicas» para entenderla: basta una revolución o una mala cosecha para que aumente la delincuencia. Así, Ferri afirma desde el siglo XIX que hay explicaciones sociales (momentos de crisis) que pueden explicar por qué los individuos actúan. Si entendemos por qué actúan, podremos actuar sobre las causas.

Garofalo

Garofalo, en su libro «Criminología», intenta definir científicamente qué es el delito (¿es una noción puramente jurídica o existe una definición científica?), luego analiza la represión donde considera, al contrario de la escuela clásica que considera que el nivel de represión debe ser proporcional a la falta, según él el castigo debe adaptarse al estado de peligrosidad para proteger a la sociedad, es el estado de peligrosidad el que determina el castigo tal como es hoy.

Garofalo, en su libro «Criminología», intenta definir científicamente qué es el delito (¿es una noción puramente jurídica o existe una definición científica?), luego analiza la represión donde considera, al contrario de la escuela clásica que considera que el nivel de represión debe ser proporcional a la falta, según él el castigo debe adaptarse al estado de peligrosidad para proteger a la sociedad, es el estado de peligrosidad el que determina el castigo tal como es hoy.

Así pues, Garofalo ilustra también la voluntad de comprender y establecer diversas categorías para entender mejor el fenómeno delictivo. De hecho, reprocha a Lombroso y Ferri que hayan buscado la caracterización de un tipo penal y no entiende que hayan buscado una definición del delito antes de definir al delincuente. Según él, el delito depende de una incriminación legal que cambia según las épocas y el sistema jurídico: es una noción legal, contingente y cambiante. Así, para él, el delito no se define de forma jurídica, sino de forma científica a través del «delito natural», que es independiente del tiempo y de la legislación. Para ello, Garofalo se basa en el estudio del comportamiento humano, que se basa en los sentimientos humanos. Para él, «el delito es una acción dañina que hiere algunos de esos sentimientos que llamamos el sentido moral de un agregado humano». Según Darwin, el sentido moral es una especie de simpatía instintiva por nuestros semejantes. Así, para Garofalo, la vida humana está atravesada por una serie de sentimientos hacia los demás que denominan «sentimientos humanos» que constituyen la civilidad y la vida en común y que tienen por objeto el respeto al otro y una forma de altruismo. Así, para él, un delito es la lesión del sentido moral que constituye en lo fundamental los sentimientos de piedad y honestidad, por lo que existen 2 categorías de delitos:

  • Delitos que minan el sentimiento de piedad: Asesinato, agresión…
  • Delitos que minan el sentimiento de honestidad: Robo, difamación, extorsión…

Así, para Garofalo es importante reflexionar sobre lo que es un delito independientemente de la ley, porque ésta es demasiado formal ya que define el delito sólo a través de elementos constitutivos, lo cual es demasiado abstracto y mecánico. Esta teoría, por tanto, va más allá de la incriminación textual y busca lo que llega a los sentimientos morales que son el fundamento de la sociedad, y a diferencia de Ferri o Lombroso, trata de definir científicamente lo que es el delito independientemente de las leyes penales. Para él, el delito se define en relación con «lo que pone en peligro las condiciones de la vida social, es decir, lo que hiere los sentimientos fundamentales de piedad y honestidad». A Garofalo le interesan también las infracciones legales y los delitos que reflejan las prohibiciones impuestas por el Estado y que se infringen en el marco de la desobediencia (por ejemplo, aparcar en un lugar prohibido). No se trata, por tanto, de un «delito natural», sino de las prohibiciones legales fijadas por el Estado con fines organizativos, que es el resultado de un conjunto de prohibiciones estatales. También se interesa por la idea de la anomalía del hombre criminal basada en la psicología, para la que existe una especificidad en el hombre criminal de tener un temperamento especial y un «defecto de energía moral». De este modo, fundó por primera vez la psicología criminal, ya que para él el delincuente se caracteriza también por elementos psicológicos. Para ello, retomó la idea de atavismo de Lombroso, según la cual las familias transmitían una forma de debilidad moral (el padre transmitía su locura o debilidad moral a sus hijos).

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