La elaboración de perfiles delictivos, o criminal profiling, es una técnica investigativa que involucra diversos campos del conocimiento, como la psicología, la criminología, la antropología, la sociología, la biología y la geografía, aplicados a la investigación criminal. Este enfoque eficaz se centra en comprender la personalidad y el comportamiento delictivo de los autores de crímenes.
La elaboración de perfiles delictivos implica un análisis exhaustivo del comportamiento humano, combinado con las habilidades del investigador de campo. Se busca obtener una imagen precisa del individuo desconocido que pueda haber cometido uno o varios delitos, así como del entorno en el que opera. Los objetivos principales de esta técnica son apoyar las investigaciones policiales, identificar delitos similares y proporcionar directrices criminológicas. Se utiliza principalmente en casos de delitos violentos, secuenciales o no, como homicidios, violaciones, secuestros, entre otros.
En la elaboración de perfiles delictivos, se intenta responder a cinco preguntas centrales de la investigación criminal: quién, cuándo, cómo, por qué y dónde se cometió el delito. Esta técnica no se limita a casos extremos de asesinos en serie y puede aplicarse a una variedad de delitos.
El desarrollo de esta técnica se remonta a la década de 1960, cuando agentes del FBI fundaron la Behavioral Science Unit (BSU) y comenzaron estudios para determinar las características de los asesinos en serie. Posteriormente, en la década de 1980, se creó el Programa de Detención de Criminales Violentos (VICAP), que recopila información sobre casos sin resolver relacionados con homicidios en serie en Estados Unidos.
Desde entonces, se ha creado el Criminal Investigative Analysis, que consta de cuatro fases:
- Recogida de datos (en la medida de lo posible).
- Clasificación y tipificación del crimen (con la convergencia de datos).
- Reconstitución del delito (cronología fáctica de víctima y autor en el momento del delito y reconocimiento del lugar de los hechos).
- Elaboración de perfiles (probabilidades físicas, personalidad, hábitos, etc.)
La elaboración de perfiles delictivos es una técnica profesional de investigación policial que se caracteriza por ser más un arte que una ciencia, ya que se fundamenta en la lógica deductiva en lugar de teorías preexistentes. A pesar de su representación glamorosa en el cine y los medios de comunicación, especialmente en Estados Unidos, esta técnica por sí sola no resuelve los crímenes. Trabaja en conjunto con investigaciones de campo y ciencias auxiliares como la criminalística, criminología, antropología, medicina forense, geografía y psicología de la investigación, para reducir la lista de sospechosos y capturar a los autores de delitos.
El perfil criminal es una especie de ingeniería inversa del delito, donde el profiler observa el comportamiento en la escena del crimen y reconstruye fragmentos para determinar la personalidad del autor. Consiste en elaborar un retrato físico y psicológico del presunto autor de un delito, lo más cercano posible. Esto implica pensar y sentir como el delincuente para anticipar sus movimientos y capturarlo.
Aunque la elaboración de perfiles no se limita a los asesinatos en serie, es en este tipo de delitos donde suele ser más significativa. Por lo tanto, en cada investigación de homicidio se realiza un estudio minucioso de los informes forenses y se examina detalladamente la escena del crimen en busca de pistas que puedan llevar a la identificación del autor, que detallan la hora probable de la muerte y su causa, así como una descripción exhaustiva de las lesiones sufridas por la víctima, incluyendo las defensivas y cualquier indicio de violencia sexual. Robert Ressler la define como una técnica que permite «trazar un mapa de la mente del asesino».
Posteriormente, se procede a una minuciosa revisión del informe de investigación preliminar y al reconocimiento visual de la escena del crimen. Esto implica describir con precisión la disposición de elementos tales como el cuerpo de la víctima, objetos presentes, armas, proyectiles, manchas de fluidos corporales como sangre, esperma, orina, heces, entre otros. Se investiga la posible presencia de signos de lucha, así como el estado de las ventanas y puertas (abiertas, cerradas o dañadas) para determinar la posible ruta de acceso del agresor (localización interna). Además, se analizan cuidadosamente las huellas de pisadas, neumáticos y otros rastros que puedan proporcionar pistas sobre la identidad del perpetrador. En caso de que algún objeto haya sido sustraído de la escena del crimen, se considera la posibilidad de que el agresor lo haya tomado como trofeo o firma personal, lo que puede brindar valiosas pistas para su identificación y captura.
Método inductivo Vs método deductivo
Brent Turvey ha desarrollado un método de elaboración de perfiles llamado «análisis de pruebas de comportamiento», que utiliza el método deductivo en contraposición al método inductivo utilizado por el FBI. El método inductivo es el modelo científico que extrae conclusiones generales a partir de premisas individuales. Se caracteriza por ser el más común y seguir cuatro etapas básicas:
- Observación y registro de todos los hechos.
- Análisis jurídico, científico y policial de los hechos y su clasificación.
- Derivación inductiva de una generalización (patrón) a partir de los hechos.
- Contraste/verificación mediante investigación de campo. En el método inductivo se observa que los delitos cometidos por diferentes individuos pueden ser similares; de ahí que los delincuentes compartan rasgos comunes de personalidad.
Los rasgos comunes se recogen de delitos anteriores, informes de investigación policial, delincuentes identificados y otras fuentes de información (testigos, denuncias anónimas, etc.). Las ventajas del método inductivo son: a) menor coste, ya que utiliza datos que ya se conocen; b) mayor rapidez, ya que utiliza datos que ya se han categorizado; c) no requiere conocimientos específicos y profundos en diversas áreas de las ciencias.
Según Turvey, puede llevar a una conclusión errónea. Afirma que el método inductivo de elaboración de perfiles criminales recopila rasgos comunes de delitos anteriores y fuentes de información variadas, lo que ofrece ventajas como menor costo, rapidez y no requerir conocimientos profundos. Sin embargo, según Turvey, puede llevar a conclusiones erróneas, como el ejemplo de que los asesinos en serie son mayoritariamente hombres blancos que operan dentro de su zona de confort. Este método tiene inconvenientes, como la posible falta de representatividad de los datos, su manipulación por autoridades y la posibilidad de inexactitudes que pueden resultar en injusticias. En contraste, el método deductivo, preferido por Turvey, establece que la conclusión sigue necesariamente a las premisas. Este enfoque, aunque más lento, implica un análisis detallado de la escena del crimen y las pruebas recopiladas para elaborar un perfil psicológico del delincuente. La victimología es crucial en este proceso, ya que investigar la vida de la víctima puede revelar pistas sobre el autor del crimen. Aunque el método deductivo puede ser más lento, ofrece una mayor precisión en la elaboración de perfiles criminales.
El análisis de Turvey de las pruebas de comportamiento (elaboración de perfiles delictivos) se basa en cuatro fases:
- Análisis forense ambivalente: es ambivalente porque puede haber más de una interpretación de las pruebas recogidas y debe valorarse la que sea más probable. Las pruebas deben incluir, entre otras, fotos, vídeos, croquis de la escena del crimen, informes de investigación, registros de la escena del crimen (informes, encuestas y reconocimiento visual), copias del informe forense, entrevistas con testigos, vecinos y familiares de la víctima y un mapa de la ruta de la víctima antes del crimen y sus antecedentes penales.
- Victimología: Es fundamental profundizar en la vida de la víctima. Saber cómo, dónde, cuándo y por qué se eligió a una determinada víctima es clave para entender a su agresor. Por lo tanto, se debe tomar nota de la descripción física de la víctima, sus hábitos y estilo de vida, ya que conforman la «evaluación del riesgo». Al perfilador le interesa no sólo el grado de riesgo que corre la víctima gracias a su estilo de vida, sino también el riesgo que corría en el momento del ataque y el riesgo que el agresor estaba dispuesto a correr.
- Características de la escena del crimen: aquí aparecen las características peculiares del crimen, según la actitud del agresor hacia la víctima, la escena del crimen y su significado posterior para el agresor. Esta fase incluye el método de aproximación a la víctima, el tipo de ataque, el método de control, el tipo de localización, la naturaleza y secuencia de cualquier acto sexual, los objetos utilizados, la acción verbalizada y la atención prestada por el agresor, el simbolismo del lugar, etc.
- Características del agresor: no es definitivo, ya que requiere actualización y revisión a medida que surgen nuevos datos. Surgen los siguientes datos característicos relacionados con el delincuente: tipo físico, sexo, tipo de trabajo y hábitos, sentimientos de culpa o remordimiento, tipo de vehículo, historial delictivo (antecedentes), nivel de destreza, agresividad, domicilio/trabajo en relación con el lugar del delito, historial médico/psicológico, estado civil y raza.
La fuerza del perfil deductivo reside en su insistencia en la especificidad de cada caso, evitando los defectos y peligros de aplicar medias estadísticas a un caso determinado. Por lo tanto, los detalles de cada delito analizado, junto con la investigación de campo, respaldan el perfil. Las premisas deductivas de Brian Turvey.
- Ningún delincuente actúa sin motivación.
- Cada delito debe investigarse como único en sus características de comportamiento y motivación.
- Diferentes delincuentes pueden mostrar comportamientos similares por razones completamente diferentes.
- No hay dos casos completamente iguales.
- El comportamiento humano se desarrolla exclusivamente en respuesta a factores ambientales y biológicos.
- El modus operandi de un delincuente puede evolucionar a lo largo de varios delitos.
- Un mismo delincuente puede tener varios motivos para cometer varios delitos o incluso para cometer un solo delito.