El Tren de Aragua

La megabanda criminal que aterroriza América Latina

El crimen organizado ha sido durante mucho tiempo un problema en América Latina, pero pocas organizaciones han logrado el nivel de notoriedad y alcance del Tren de Aragua. Esta megabanda venezolana ha extendido sus tentáculos más allá de las fronteras de su país de origen, sembrando el terror en varios países de la región. Hoy, vamos a sumergirnos en la historia de esta temida organización criminal, desde sus humildes comienzos hasta su actual dominio transnacional.

Los orígenes: de obreros a criminales

El Tren de Aragua no comenzó como una organización criminal sofisticada. Sus raíces se remontan a los años 2009-2010 en el estado Aragua de Venezuela. En ese entonces, un grupo de obreros trabajaba en la construcción de un proyecto ferroviario que nunca se completó. Estos trabajadores, frustrados por la falta de oportunidades y la creciente crisis económica en Venezuela, decidieron tomar un camino oscuro.

Inicialmente, sus actividades delictivas eran relativamente menores. Se dedicaban a extorsionar a otros trabajadores, cobrando “cuotas” para conseguir empleos en el proyecto del tren. Sin embargo, esto fue solo el comienzo de lo que se convertiría en una de las organizaciones criminales más temidas de América Latina.

La prisión de Tocorón: el cuartel general

Entre 2012 y 2013, el Tren de Aragua encontró un lugar improbable para consolidar su poder: la cárcel de Tocorón. Puede parecer extraño que una prisión se convierta en el centro de operaciones de una banda criminal, pero las circunstancias en Venezuela lo hicieron posible.

La negligencia y la corrupción de las autoridades llevaron a que el control de la prisión cayera en manos de los propios reclusos. Este sistema, conocido como “pranato”, permitió que los líderes del Tren de Aragua establecieran una base de operaciones dentro de los muros de la prisión.

Irónicamente, los planes gubernamentales para “humanizar” las cárceles, implementados por el entonces ministro Tareck El Aissami, solo sirvieron para fortalecer el control de los presos. Para 2010, el Tren de Aragua ya estaba construyendo infraestructuras dentro de Tocorón que más tarde servirían para expandir sus operaciones criminales.

La expansión del Tren de Aragua

A partir de 2015, el Tren de Aragua comenzó a expandir su influencia más allá de los muros de Tocorón. Primero, extendieron sus operaciones a otros municipios y estados de Venezuela. Luego, en un movimiento audaz, comenzaron a cruzar fronteras internacionales.

Hoy en día, el Tren de Aragua opera en varios países de América Latina, incluyendo Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Incluso han llegado tan lejos como los Estados Unidos. Esta expansión internacional ha llevado a enfrentamientos con organizaciones criminales locales en estos países, aumentando la violencia y la inestabilidad en la región.

Actividades del Tren de Aragua

El Tren de Aragua no se limita a un solo tipo de actividad criminal. Su portafolio de delitos es amplio y variado, incluyendo:

  1. Extorsión: Una de sus actividades principales, especialmente en comunidades vulnerables.
  2. Secuestro: Tanto para obtener rescates como para intimidar a sus rivales.
  3. Tráfico de drogas: Aprovechando las rutas internacionales que han establecido.
  4. Trata de personas: Explotando la crisis migratoria venezolana.
  5. Asesinatos por encargo: Ofreciendo sus servicios al mejor postor.
  6. Robo de vehículos: Una actividad que data de sus primeros días.
  7. Contrabando: Aprovechando la escasez de productos en Venezuela.

La estructura: un imperio criminal bien organizado

A pesar de sus orígenes humildes, el Tren de Aragua ha evolucionado hasta convertirse en una organización altamente estructurada. En la cima de la pirámide se encuentra Héctor “Niño” Guerrero, el líder principal que dirige las operaciones desde la prisión de Tocorón.

Bajo el mando de Guerrero, la organización cuenta con una jerarquía bien definida, con representantes en diferentes regiones y países. Se estima que el Tren de Aragua tiene más de 4,000 miembros, lo que lo convierte en una de las organizaciones criminales más grandes de América Latina.

Violencia extrema: la marca registrada del Tren de Aragua

Si hay algo que distingue al Tren de Aragua de otras organizaciones criminales, es su uso extremo de la violencia. Dentro de la prisión de Tocorón, los castigos por desobedecer las reglas de la banda van desde disparos en las extremidades hasta la muerte.

Fuera de la prisión, el Tren de Aragua utiliza la violencia como método de intimidación en las comunidades que controla. Han llegado incluso a publicar videos de ejecuciones en redes sociales, una táctica diseñada para sembrar el terror entre sus rivales y las poblaciones locales.

El presente y futuro del Tren de Aragua

A pesar de los esfuerzos de las autoridades en varios países, el Tren de Aragua sigue siendo una fuerza criminal poderosa. En septiembre de 2023, las autoridades venezolanas realizaron una operación para retomar el control de la prisión de Tocorón. Durante esta operación, se descubrió una red de túneles de 5 km que conectaba la prisión con el Lago de Valencia, utilizada por los líderes de la organización para escapar y mantener sus operaciones.

Sin embargo, esta acción no ha logrado desmantelar completamente a la organización. El Tren de Aragua continúa operando y expandiéndose, representando una amenaza significativa en varios países de América Latina.

Un desafío regional

El Tren de Aragua representa uno de los mayores desafíos para la seguridad en América Latina. Su capacidad para adaptarse, expandirse y utilizar la violencia extrema lo ha convertido en una fuerza criminal formidable.

Para enfrentar esta amenaza, será necesaria una cooperación internacional sin precedentes. Los países afectados deberán compartir información, coordinar operaciones y abordar las condiciones socioeconómicas que permiten que organizaciones como el Tren de Aragua prosperen.

El camino hacia la desarticulación de esta mega-banda será largo y difícil, pero es un paso necesario para garantizar la seguridad y el bienestar de millones de personas en toda América Latina.

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