Anomia y desviación social: un análisis desde la Teoría de Merton

La teoría de la anomia, desarrollada dentro del marco de las corrientes funcionalistas por figuras como Robert King Merton y con influencias de Emile Durkheim, ofrece una perspectiva crítica sobre las dinámicas sociales y la desviación. Esta teoría se distingue por su enfoque en la estructura social y su funcionamiento, alejándose de las interpretaciones clínicas del crimen como una mera anomalía. En cambio, propone que la desviación es un síntoma de una disociación más profunda entre las metas culturales y los medios institucionalizados disponibles para alcanzarlas.

Según Merton, la sociedad se concibe como un organismo articulado donde el bienestar colectivo depende de la armonía entre los valores compartidos y las reglas de convivencia. Sin embargo, la anomia surge en escenarios donde el Estado falla en mantener esta cohesión, desencadenando disfunciones sociales. Este estado de anomia se caracteriza por una pérdida de orden y cohesión, especialmente evidente en situaciones de crisis, como las vividas en Haití en 2008 o Nueva Orleans en 2005, donde la desaparición de normas sociales condujo a un aumento del crimen y la desorganización.

La Anomia como conflicto cultural

Merton introduce la anomia como un conflicto entre las aspiraciones culturales y los medios para alcanzarlas. Esta tensión entre los objetivos valorados por la sociedad (estatus, poder, riqueza) y las vías legítimas para lograrlos (educación, empleo) puede resultar en diversas formas de adaptación o desviación. Identifica cinco modos de adaptación individual:

  1. Conformidad: Aceptación de metas y medios.
  2. Innovación: Aceptación de metas, pero rechazo de medios institucionales.
  3. Ritualismo: Abandono de metas, pero adherencia a medios.
  4. Evasión/Retraimiento: Rechazo tanto de metas como de medios.
  5. Rebelión: Rechazo de metas y medios existentes en busca de nuevos.

La innovación y la rebelión son particularmente relevantes en el análisis de las dinámicas de desviación y crimen, sugiriendo que las respuestas a la anomia pueden ir desde la adaptación hasta la transformación activa del orden social.

Subculturas Criminales y Desigualdad

La distribución desigual de oportunidades legítimas y el surgimiento de subculturas criminales como mecanismos de adaptación reflejan la profundidad del conflicto cultural inherente a la anomia. Estas subculturas no solo desafían el sistema de valores dominante sino que también evidencian la falla del sistema en proveer medios accesibles y equitativos para el logro de metas sociales. Como señala Alessandro Baratta, tanto la teoría de la anomia como la de las subculturas criminales subrayan la relativización de los valores y normas sancionados por el derecho penal frente a las realidades sociales complejas y a menudo desiguales.

Hacia soluciones sociales inclusivas

La respuesta al desafío de la anomia y la desviación no es simple ni inmediata, pero esencialmente pasa por la inversión en capital social para mitigar las desigualdades y expandir las oportunidades para todos. Esto implica un compromiso con la educación de calidad, la salud, la equidad en la distribución de ingresos, y una justicia penal que privilegie las penas alternativas, la desjudicialización, y la mediación de conflictos.

Estas soluciones requieren de una voluntad política firme y de un compromiso a largo plazo con la restauración de la cohesión social, la paz pública, y la armonía de convivencia. Solo así podremos enfrentar eficazmente las raíces de la anomia y promover una sociedad más justa y equitativa.

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