Labelling: la teoría del etiquetado

La teoría del etiquetado presenta un enfoque claramente sociológico que se centra en el papel del etiquetado social en el desarrollo del comportamiento delictivo y desviado. Sostiene que, aunque el comportamiento desviado puede tener su origen en diversas causas y condiciones, una vez que los individuos son etiquetados o definidos como desviados, a menudo se enfrentan a nuevos retos derivados de las reacciones tanto propias como sociales a los estereotipos negativos (estigma) asociados a dichas etiquetas. Estos retos, a su vez, pueden aumentar la probabilidad de que los comportamientos desviados y delictivos se vuelvan estables y crónicos.

Introducción a la teoría del etiquetado

La teoría del etiquetado afirma que el comportamiento desviado puede tener su origen en una multitud de causas, pero hace hincapié en la importante transformación que se produce una vez que un individuo es etiquetado socialmente como desviado. Después de ser etiquetados, los individuos a menudo se encuentran con reacciones sociales complejas formadas por estigmas asociados, que conducen a nuevos comportamientos desviados como medio de defensa, ataque o adaptación a los desafíos inducidos por la etiqueta. En consecuencia, ser etiquetado o definido por otros como delincuente puede desencadenar procesos que refuercen o estabilicen la conducta desviada, independientemente de los patrones de conducta originales y de las condiciones sociales y psicológicas subyacentes.

Estigmatización y etiquetas desviadas

Los individuos etiquetados como delincuentes son frecuentemente marginados y vistos como fundamentalmente diferentes de los demás, asociados a estereotipos de rasgos indeseables. Este estatus desviado puede eclipsar otros atributos personales, convirtiéndose de hecho en un estatus dominante; es decir, las imágenes negativas asociadas a la etiqueta de desviado pueden anular otras características de la persona. Este etiquetado conlleva connotaciones que especifican rasgos auxiliares típicos de cualquiera que lleve la etiqueta, haciendo que la persona etiquetada sea potencialmente incapaz de una conducta moral y propensa a infringir otras normas significativas. Los estudios indican que el estigma de ser etiquetado como delincuente fomenta la desconfianza y el desdén generalizados hacia quienes llevan una etiqueta de delincuente. Etiquetas como «delincuente sexual» o «delincuente violento» tienden a exacerbar profundamente estos efectos.

Etiquetado formal e informal

La teoría subraya que el etiquetado formal por parte de la policía y los sistemas de justicia penal desempeña un papel destacado en el proceso de etiquetado social. El monopolio formal del Estado contemporáneo para sancionar a los delincuentes destaca y acentúa la inmoralidad y el incumplimiento social de los individuos etiquetados. Sin embargo, el concepto de etiquetado informal sigue ocupando un lugar central en la teoría, subrayando que el etiquetado formal afecta significativamente al desarrollo individual en gran medida al desencadenar la estigmatización en entornos informales. Una mera detención puede resultar intrascendente si se mantiene en secreto para las autoridades escolares y los miembros de la comunidad local. Sin embargo, si se divulga, puede provocar reacciones de exclusión por parte de profesores y miembros de la comunidad. Además, el público social podría imponer etiquetas desviadas a los actores en ausencia de un etiquetado formal.

Procesos criminógenos desencadenados por el etiquetado

Desarrollo de un autoconcepto desviado:
Los individuos aprenden a definirse a sí mismos en función de cómo perciben las actitudes de los demás hacia ellos. Como estas actitudes están influidas por estereotipos negativos, los individuos etiquetados pueden enfrentarse a expectativas estereotipadas, lo que conduce a un cambio en el autoconcepto en el que uno puede empezar a verse a sí mismo como desviado, asumiendo el papel de desviado. La relación entre las valoraciones reflejadas y el autoconcepto es dinámica y compleja, ya que las opiniones percibidas de los demás pueden moldear el autoconcepto de forma diferente en función de la importancia situacional de dichas opiniones.

Proceso de rechazo y retraimiento:
Los individuos etiquetados pueden creer que la mayoría de la gente desconfía, devalúa y rechaza a los etiquetados como delincuentes, evitando a menudo los encuentros sociales que son vitales para mantener los vínculos con los grupos e instituciones mayoritarios. Los criminólogos han analizado cómo el etiquetado puede socavar los vínculos sociales convencionales, provocando potencialmente un impacto temporal pero significativo en el desarrollo individual, que puede convertirse en una bola de nieve que afecte a largo plazo a las trayectorias vitales y, por tanto, al desarrollo de conductas delictivas.

Participación en grupos desviados:
Los grupos de iguales desviados ofrecen apoyo social, aceptando etiquetas desviadas al tiempo que proporcionan racionalizaciones, actitudes y oportunidades colectivas que fomentan y facilitan el comportamiento desviado. El etiquetado puede aumentar la participación de los jóvenes en grupos de iguales desviados debido a tres procesos principales: el rechazo por parte de los iguales convencionales, la retirada de los encuentros sociales incómodos y la búsqueda de amistad con aquellos que comparten un autoconcepto desviado similar.

Contexto social más amplio

El papel del contexto social más amplio es crucial para especificar el impacto del etiquetado penal formal. En las sociedades comunitarias, caracterizadas por altos niveles de cohesión social, confianza y lealtad al grupo, la condena moral suele ir seguida de esfuerzos informales e incluso formales para reintegrar a los delincuentes en la comunidad mediante el perdón y los esfuerzos por mantener los lazos sociales. Por el contrario, las sociedades altamente individualistas presentan menos mecanismos de reintegración, lo que conduce a una estigmatización frecuente. Así pues, es probable que el etiquetado formal sea más criminógeno en las sociedades individualistas que en las comunitarias.

Conclusión

Los trabajos contemporáneos sobre la teoría del etiquetado destacan su compatibilidad con otras teorías del delito y la desviación y su enfoque en la exclusión social, complementando otras teorías sociológicas que sostienen que los lazos sociales débiles, el bloqueo de oportunidades y la asociación con grupos desviados son factores significativos que explican el comportamiento delictivo y desviado.

Referencia
Jón Gunnar Bernburg. 2019. Teoría del etiquetado. En: Marvin D. Krohn, Nicole Hendrix, Gina Penly Hall y Alan J. Lizotte (eds.), Handbook of Crime and Deviance, segunda edición. Springer Nature Suiza.