Matza y Sykes: identificación de los factores de delincuencia juvenil

En 1957, David Matza y Gresham Sykes introdujeron una revolucionaria teoría de la delincuencia que destacaba el papel de la elección individual y el concepto de «deriva» en la comisión de delitos juveniles. Aunque inicialmente fue un esfuerzo de colaboración, la teoría se ha atribuido en gran medida a Matza en desarrollos posteriores. La aparición de la teoría de Matza y Sykes representó un momento crucial en la criminología, ya que marcó un alejamiento de las perspectivas deterministas del positivismo para volver a una apreciación del libre albedrío, reminiscencia de la criminología clásica.

El concepto de deriva

El concepto de «deriva» de David Matza representa un alejamiento significativo de las teorías deterministas del comportamiento delictivo y sugiere un enfoque más fluido para entender la delincuencia. La deriva postula que los individuos navegan entre comportamientos respetuosos con la ley y comportamientos delictivos, influidos por factores situacionales, el juicio personal y las oportunidades de desviación. Esta noción implica que la delincuencia no es una identidad fija, sino un estado en el que los individuos pueden entrar y salir en función de las circunstancias y las elecciones. El estado de deriva permite el ejercicio del libre albedrío, situando a los individuos en un espacio liminal en el que no se aplican plenamente ni las etiquetas de delincuente ni las de conformista. Esta perspectiva subraya la complejidad del comportamiento delictivo, reconociéndolo como un producto tanto del contexto social como de la agencia individual.

Mecanismos de neutralización

Los mecanismos de neutralización son estrategias que los individuos emplean para racionalizar o justificar los actos delictivos, permitiéndoles realizar conductas delictivas sin sentir culpa o vergüenza. Estos mecanismos permiten a los individuos derivar hacia la delincuencia suspendiendo temporalmente las obligaciones morales o las normas sociales. Al neutralizar los vínculos morales que normalmente disuadirían de la desviación, los individuos pueden cometer actos delictivos manteniendo una imagen de sí mismos que no es fundamentalmente delictiva. La introducción por parte de Matza de la neutralización en su teoría de la deriva pone de relieve los procesos cognitivos que facilitan la transición entre el comportamiento conforme y el delincuente, enfatizando el papel de la justificación personal en la promulgación de actos delictivos.

Cinco técnicas de neutralización

Matza y Sykes esbozan cinco técnicas específicas de neutralización que los individuos utilizan para excusar su conducta delictiva, ya sea prospectivamente (antes del acto) o retrospectivamente (después del acto):

  • Negación de la responsabilidad: Los individuos afirman que sus acciones se debieron a factores fuera de su control (por ejemplo, la pobreza, la presión de grupo o circunstancias atenuantes), eximiéndose a sí mismos de la responsabilidad personal.
  • Negación del daño: El agresor argumenta que sus acciones no causaron un daño real, ya sea porque la víctima estaba asegurada o porque el daño fue insignificante, minimizando el peso moral de sus acciones.
  • Negación de la víctima: El delincuente justifica sus acciones sugiriendo que la víctima merecía el resultado, ya sea debido a su comportamiento, a su estatus o a fallos morales percibidos.
  • Condena de los acusadores: Esta técnica consiste en trasladar la culpa a los acusadores, sugiriendo que son hipócritas, corruptos o igualmente culpables de malas acciones, desviando así las críticas.
  • Apelación a lealtades superiores: El agresor prioriza la lealtad a un grupo o causa por encima de las normas sociales, argumentando que sus acciones estaban al servicio de un bien mayor.

Estas técnicas reflejan las diversas formas en que los individuos racionalizan la desviación, facilitando su participación en actividades delictivas al tiempo que mantienen un autoconcepto que se alinea con los valores sociales.

Evaluación e impacto social

La teoría de la desviación y los mecanismos de neutralización que la acompañan adquirieron importancia en el contexto del cambio social de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Este periodo, caracterizado por el cuestionamiento de los valores tradicionales y la exploración de nuevas formas de expresión, proporcionó un terreno fértil para las ideas de Matza. La teoría resonaba con las observaciones de que muchos individuos que se involucran en conductas delictivas no adoptan permanentemente una identidad de delincuente, sino que entran y salen de los roles delictivos. Esta fluidez sugería que los modelos tradicionales de conducta delictiva, que a menudo describían una trayectoria estática e inmutable hacia la delincuencia, eran insuficientes.

El trabajo de Matza ponía de relieve los matices con los que se entrecruzan las normas sociales y las acciones individuales, sugiriendo que la delincuencia podría ser un estado temporal más que una identidad fija. El impacto social de estas ideas fue significativo, ya que ofrecían un marco para comprender cómo los factores culturales, sociales e individuales contribuyen a la complejidad del comportamiento delictivo. Sugirió que las intervenciones dirigidas a reducir la delincuencia podrían tener que centrarse no sólo en la disuasión, sino también en comprender las racionalizaciones que facilitan los actos delictivos y abordar las condiciones sociales que los apoyan.

Maguire, M., Morgan, R., & Reiner, R. (Eds.). (2012). The oxford handbook of criminology (5a ed.). Oxford University Press.

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